No es una función nueva. Lleva ya varios meses (bastantes) en funcionamiento, pero entre las muchas novedades que Steam está teniendo últimamente –y las que vendrán en 2014 gracias a SteamOS– no puedo dejar de tener sentimientos encontrados respecto al Acceso Anticipado.
Acceso anticipado. O, dicho de otro modo, el pasar por caja para descargarte y probar –y, si quieres, contribuir con tus sugerencias, que serán tenidas en cuenta… o no– betas de juegos en desarrollo, lo que, claro, implica comprar el juego en sí. Y, a la vez, me ha dado por pensar –es peligroso, como decía Gastón–: ¿qué está pasando con las demos?
¿Dónde se fueron las demos?
Sí, las demos. ¿Te acuerdas de ellas? Porque casi han pasado a la historia, o a lo mejor es que me lo parece sólo a mí. Pero el otro día me dio por investigar un poco por aquí y por allá, a raíz de que se lanzó la demo de FIFA 14. Me puse a mirar en Steam y Origin, que son los sitios más a mano que tenía. Y me encuentro con un panorama desolador en cuanto a demos. Apenas hay de juegos de grandes compañías, salvo por honrosas –a veces absurdas– excepciones. Los juegos indie, que necesitan mucha más viabilidad y empujón, sí tiran de la demo con ganas.
Y es que las demos son un producto caro para los grandes estudios y que muchas veces suponen una perdida de tiempo y dinero. Sí, es así, aunque parezca mentira. Los juegos son cada vez más sofisticados –hablamos de megaproducciones, claro–, complejos, suelen contar con tiempos de desarrollo muy limitados y fechas marcadas a fuego, y los costes asociados por todo ello –personal, sobre todo– son elevados. Calcula ahora que parte de un gran estudio tenga que dejarlo todo aparcado uno, dos o tres meses, generalmente en tiempo de prelanzamiento, lo que que se suele llamar “crunch time”, porque se echan horas en el trabajo como si no hubiera un mañana, sin centrarse en acabar el juego que hay que poner a la venta. El desastre está servido a no ser que tengas pasta a rebosar, un staff sobredimensionado y no te importe –a algunos lo parece– retrasar tu lanzamiento tres meses o más. Y luego que la demo salga bien, sea representativa del juego final –que muchos ya avisan que NO lo son– y nos guste a los jugadores. Porque si no, el juego no se come un colín y las ventas se resienten. ¿Resultado? Los grandes estudios pasan de las demos.
No, no estoy justificando a los estudios. Pero esto es un hecho. Me encantan las buenas demos, las creo necesarias y las echo de menos. Y, bueno, luego están los lumbreras de marketing de las compañías que salen con argumentos como que si la gente se baja la demo luego no se compra el juego. Pero, en fin, tiene que haber de todo, como en botica. Pobrecicos…
La cosa es que a alguien –¿Valve? ¿Estudios? ¿Compañías? ¿G Man?– se le ocurrió lo del Acceso Anticipado. El Early Access. A priori, parece que todo son ventajas… ¿O no?
Por un lado, me gusta el concepto: acceso a versiones en desarrollo de juegos que, por una razón u otra te pueden resultar interesantes. Tienes la posibilidad de ver cómo van a ser esos títulos de los que, por lo general, sólo tienes información parcial por notas de prensa, pantallas, algún tráiler que otro en Youtube… Y no creas que para los que trabajamos en esto es muy distinto. A veces vemos –y jugamos– versiones en desarrollo. Podemos ofrecer reportajes, previews, impresiones… En otras, sabemos sólo lo que te contamos y poco más, porque es lo que hay. Así que eso del Acceso Anticipado mola, ¿verdad?
Mola, pero no tanto. Como todo en esta vida, no todo lo relacionado con el Acceso Anticipado es bueno. Está la otra cara de la moneda. Y lo primero de la lista de “contras” es tan sencillo como que hay que pasar por caja. Te guste o no. O pagas el juego ya, o ni acceso a la beta, ni sugerencias, ni nada de nada. Y si no estás acostumbrado a trabajar con betas, te aviso que te vas a llevar más de un susto. Porque una cosa es oír hablar de “versiones en desarrollo” y otra tenerlas delante. Y es muy fácil confundirse y pensar que aquello que está a medio terminar y cambia constantemente durante su producción es lo que te vas a encontrar en el juego final. No lo es. O, por lo general, no lo es.
Pero, sobre todo, lo que puede chirriar más a un jugador, o al menos desde mi perspectiva, es hasta qué punto realmente tu visión, tu perspectiva sobre aquello que tienes delante y que está en desarrollo, tus sugerencias, se van a tener en cuenta. Y es más… ¿por qué has de pagar para “trabajar” para el desarrollador? Sí, por muy en cuenta que se tengan tus sugerencias. Hay estudios que lanzan betas abiertas y cerradas –en las que se entra por sorteo, la mayoría de las veces– justo con ese objetivo: que el jugador las pruebe, que aporte sugerencias, que detecte bugs… y que se comprometa a hacer todo eso, claro. Pero no paga. ¿Por qué hay que pagar por narices en el Acceso Anticipado?
Acceso anticipado: estoy vendido…
En mi caso, es fácil. Ya estoy comprando el juego que, con toda seguridad, iba a pillarme más tarde. Sí, soy así de fácil. Soy de esos que cuando ven un tráiler dicen “¡compro!”. Así que, simplemente, me viene bien poder ver lo que se está haciendo con un desarrollo y si, de paso, puedo aportar algo, por mí no hay problema. Pero sé que esta visión no tiene por qué ser así para todos. Y lo que me pasa con el Acceso Anticipado es que no puedo evitar la impresión de que, en realidad, muchos estudios están ampliando el crowdfunding de manera disimulada para poder conseguir financiación. Cosa que no me parece mal y que puedo entender, pero que en casos muy concretos, como el de Godus –que sí, que he picado también en éste, como con unos cuantos más–, me ponen un poco de mala leche, porque con todo lo fan que soy de Molyneux, no entiendo que este señor, que lleva toda la vida haciendo juegos y no es precisamente mileurista, sea capaz de meterse en estos embolados de crowdfunding, primero, y de Acceso Anticipado, después. Que le tenga que apoyar económicamente Notch con un pastizal para producir Godus y que, además, luego cabree a todos los que han aportado dinero durante la promoción de Kickstarter sacándose de la manga algo que específicamente dijo que no iba a incluir en el juego –micropagos– y días después de que la gente se mosqueara haya tenido que rectificar, decir que los pagos para comprar Gemas en Godus eran un experimento, etc. etc. La historia completa la puedes encontrar aquí –en inglés, eso sí– y no tiene desperdicio, con la rectificación de Molyneux al final… Así que, ¡pues oye!, parece que al final sí sirve de algo lo del Acceso Anticipado.
Aun así, sigo creyendo que los estudios deben asumir la responsabilidad de sus producciones; y que dejar que el jugador sugiera está bien, pero que no somos los jugadores los encargados de diseñar los juegos. Son ellos. Y como pagamos –y no poco– por sus creaciones, queremos que nos sorprendan, que nos impresionen y que nos dejen de piedra con sus juegos. Pocas sorpresas te puedes esperar si te lo conoces todo con antelación y lo han hecho a tu gusto. La leyenda urbana dice que Steve Jobs comentaba que el usuario no sabe lo que quiere hasta que se le pone delante. Y visto lo visto en los últimos años en cuanto a tecnología, estoy bastante de acuerdo. ¿Se ha parado a pensar el jugador de PC que Steam le va a vender una consola en 2014? ¿Se ha parado a pensar el jugador de consola que Sony le va a vender un PC con PS4? Que te hagan las cosas a tu gusto tiene sus ventajas, pero también puedes encontrarte con esto…
Me gustan cosas del Acceso Anticipado, pero creo que desvirtúa bastante el diseño de juegos –¿por qué Betrayer resulta que sí se puede jugar en color y no sólo en blanco y negro, como empezó a “venderlo” Blackpowder?–, al menos tal y como nos lo presentan. Y, en todo caso, echo mucho, mucho de menos las demos… Ojalá vuelvan a ser la norma algún día.