Está claro que World of Warcraft es el MMORPG de mayor éxito de la historia y mucho dudamos que nunca jamás haya existido una compañía (en este caso Blizzard) que haya ganado tanto dinero durante tanto tiempo con un solo juego.
Y es que desde que en el pasado año 2010 World of Warcraft alcanzara los 12 millones de suscriptores de pago, estaba claro que el único camino que le quedaba a los de Irvine era bajar a unos niveles que ciertos medios cifran ya en ocho, aunque ‘las malas lenguas’ la sitúan abiertamente en seis.
Así que a estas alturas de película, con el tambor de un nuevo MMORPG tronando en el horizonte (¿Titan?) y el cambio de modelo en el negocio de los videojuegos que convierten en anacrónico eso de pagar una cuota mensual de 12€, Blizzard está obligada a ver con buenos ojos prácticas que en otros tiempos ni se plantearía utilizar… como son los micropagos.
De esta manera, Blizzard podría estar pensándose seriamente implementar en World of Warcraft una tienda ‘in-game’ para comprar todo tipo de objetos a precios muy, muy pequeños, lo que permitiría conseguir objetos (¿oro también?) o cualquier otro ítem sin necesidad de tener que jugarnos 200 horas o, quien sabe, para evitar pagar una suscripción mensual.
El caso es que los foros de fans del juego son un hervidero desde que se hizo pública la noticia y no saben cómo Blizzard afrontaría eso de meter micropagos. Ahora mismo, en Battle.net tenemos opción de comprar algunas monturas y mascotas pero sus precios distan mucho de ser mircropagos. Mirad…
Además, el pase anual que Blizzard puso en marcha en 2012 al calor de Diablo III no gustó a muchos jugadores que durante más de la mital de ese año apenas tuvieron actualizaciones, por lo que se encontraron con un montón de meses en los que no pudieron disfrutar de contenido nuevo para el tiempo de juego que habían pagado (por adelantado).
Sea lo que sea que decida Blizzard, World of Warcraft y, sobre todo, el necogio en general de los MMORPG pasa por un momento de redefinición absoluta. Veremos lo que ocurre y el camino que toman con o sin micropagos.