Call of Duty Ghosts vs Battlefield 4, el enfrentamiento entre los dos FPS bélicos más deseados del año se ha resuelto, a mi juicio, con un claro ganador: Call of Duty Ghosts. Soy consciente de que no es popular apoyar al juego de Infinity Ward frente al de DICE, pero yo lo voy a hacer, porque creo honestamente que es muchísimo mejor. Y para no solapar la comparativa que se ha publicado este mes en la edición impresa de Micromanía, y que es la que refleja la valoración oficial de la revista, yo voy a centrarme en analizar sólo un modo de juego: la campaña.
Call of Duty Ghosts vs Battlefield 4
La campaña es, a mi juicio, el atractivo principal de estos shooters. Para jugar online ya hay muchas alternativas gratuitas, con comunidades muy grandes y con mayor variedad de modos de juego. Cuando pago 60 € por un FPS, yo quiero a cambio algo que no pueda conseguir gratis, y ese algo es, a día de hoy, una campaña con un buen guión, bien escriptada, que me haga sentir el protagonista de una superproducción bélica de Hollywood. Así pues, voy a limitarme a analizar los tres factores que, a mi entender, son los principales que deciden la calidad de una campaña: guión, jugabilidad y gráficos. Aquí va mi comparativa de las campañas de Call of Duty Ghosts vs Battlefield 4. Cuidado, porque empiezan los SPOILERS.
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Guión
Battlefield 4. Parece mentira que, con todo el dinero que se gastan en evolucionar el motor Frostbite para conseguir unos buenos gráficos, los de DICE sigan sin contratar buenos guionistas. La historia que motiva la acción en Battlefield 4 es intrascendente, y encima está pésimamente narrada. El guión es confuso, estúpido. En China se desata una revuelta, y te mandan con un par de compañeros a sacar de aquel país a un tipo importante. Después de pasarte todo el juego dando vueltas por lugares que, como la prisión subterránea, no hacen avanzar la trama ni lo más mínimo, resulta que el chino que rescataste habla con unos soldados de su país y, en diez segundos, éstos entran en razón y se acabó la guerra. ¿Pero esto qué es?
Después de presenciar con vergüenza ajena ese giro argumental, resulta que todavía hay que hacer algo más: liquidar a un general chino que se supone que es muy malo, pero del que en realidad no sabes nada y es difícil hacerse una imagen, ya que en toda la maldita campaña no se ha visto su cara en ninguna secuencia cinemática. Porque, dicho sea de paso, las cinemáticas consisten, en su mayoría, en diálogos con voz en off mientras ves a un montón de barcos navegando. ¿Pero esto qué es? ¡Faltan las cinemáticas de verdad! Pero bueno, a lo que íbamos: tienes que cargarte al general chino. Así que te montas en una lancha, llegas al barco del individuo, le colocas una carga explosiva en el casco para hundirlo, y ya está. Una secuencia cortita con más voz en off y, tachán, los títulos de crédito. Absolutamente lamentable.
Call of Duty Ghosts. El guión está escrito por Stephen Gaghan, un plumilla de Hollywood que ganó un Oscar por el libreto de Traffic, recomendable película de Steven Soderbergh protagonizada por Michael Douglas y Benicio del Toro. En esta ocasión, lo que ha escrito Gaghan no es como para que le den otro Oscar, pero al menos es un guión bien hecho. Se nota que está escrito por alguien que sabe escribir, alguien que sabe contar historias. La trama, en definitiva, no es nada sorprendente, pero está bien contada, que no es poco, y da sentido a la acción.
Resulta que en el futuro se acaba el petróleo de Oriente Próximo, y eso provoca un caos mundial que es aprovechado por unos cuantos dirigentes sudamericanos para fundar la Confederación, algo así como la Unión Europea, pero en plan belicista, porque enseguida se lanzan a destruir y conquistar Estados Unidos. Resulta difícil imaginarse a Evo Morales, Nicolás Maduro y la Kirchner montando algo así, pero es lo que hay. Después de los alemanes, los vietamitas, los árabes y los rusos, a estas alturas ya van quedando pocos enemigos de calidad en la lista. No obstante, como digo, el guión está bien narrado. Las cinemáticas tienen un estilo artístico con personalidad y cumplen su función, los personajes evolucionan, hay giros sensatos, sabes quién es el enemigo y qué cara tiene. En definitiva, un guión decente.
Call of Duty Ghosts vs Battlefield 4: en guión gana Call of Duty Ghosts.
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Jugabilidad
Battlefield 4. Otra vez el mismo error: los gráficos pretenden ser tan realistas, tan llenos de luces, lucecitas, brillos y brillitos, que muchas veces no se ve al enemigo. Es lo mismo que pasaba en Battlefield 3. Y, en lugar de solucionarlo, lo que han hecho los de DICE es una chapuza: darte un visor táctico que identifica a los enemigos y los marca con una silueta amarilla para que puedas verlos bien. ¿Pero esto qué es? ¡Ni tanto ni tan poco, hombre! Tiene que haber una cierta dificultad en ver al enemigo, es cierto, pero no debe ser invisible entre tanto efecto visual, como tampoco hay que ponerle un chaleco reflectante. Lo dicho: el mismo error, y subsanado con un truco que le quita buena parte del interés a un FPS.
Si el único defecto en la jugabilidad de Battlefield 4 fuera el de la visibilidad, se le podría perdonar argumentando que pretende ser una experiencia bélica realista. Vale, aceptamos pulpo. Pero es que la jugabilidad está llena de defectos graves o muy graves: enemigos que aparecen de la nada a tus espaldas para acribillarte, escasez y mal posicionamiento de los puntos de control, picos de dificultad absurdos que resultan desesperantes, tanques que no se mueren nunca, una IA más tonta que un adoquín, mal equilibrio del ritmo entre los momentos de acción y los de tránsito, mapas de colisiones defectuosos que te atrapan detrás de las paredes y te obligan a reiniciar la misión. En resumen, una beta a precio de juego final. O sea, la política habitual de EA.
Call of Duty Ghosts. Es lo de siempre, pueden criticarle algunos. Y yo lo reconozco: la jugabilidad es la de siempre, o sea, una orgía frenética de acción que no para de subir de intensidad. En esta ocasión se han añadido algunas novedades, y la mayoría son acertadas. Para empezar está Riley, el famoso perro. Su presencia no es constante, lo cual habría sido un exceso, sino que es puntual, y sirve como un arma de apoyo. Bien hecho, Infinity. Mientras pegas tiros, si quieres que Riley se tire a la yugular de un enemigo sólo tienes que apretar la tecla Q, y allá va. Muy útil para sacar de sus escondites a los que están parapetados, y además no tienes que preocuparte por su estado de salud, porque Riley, como cualquier compañero humano, nunca muere. Aparte, hay momentos en los que puedes dar órdenes al cánido con más precisión, mediante una cámara que lleva en el lomo y unos electrodos, como si fuera un dron. Pero esta forma de control es poco frecuente.
Por lo demás, hay novedades curiosas. Un ejemplo: la misión en la que te descuelgas por la fachada de un edificio de oficinas haciendo rapel. Tiene momentos escriptados que te disparan la adrenalina. Otro ejemplo: estás en una zona helada, colocas unos explosivos bajo un puesto de control enemigo y revientas el hielo bajo sus pies. Mientras se hunden, puedes acribillarlos. Y no es el único momento en el que hay acción submarina. Hacia el final de la campaña también la hay, y en muchos momentos del flashback en Venezuela. En definitiva, pequeñas novedades, pero que sumadas añaden interés a una jugabilidad que, en sus fundamentos, es la misma que viene funcionando bien desde hace una década, y que debe buena parte de su éxito a un diseño de niveles excelente con el que Battlefield 4 sólo puede soñar.
Call of Duty Ghosts vs Battlefield 4: en jugabilidad gana Call of Duty Ghosts.
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Gráficos
Battlefield 4. Si tienes un PC potente y una tarjeta de las caras, entonces vas a disfrutar de un espectáculo asombroso. Pero ojo, porque estamos hablando de, como mínimo, una GeForce GTX 780 para ponerlo al máximo. Con una GTX 770 como la mía tienes que conformarte con el nivel alto, que es muy bueno, pero no es lo mismo que el nivel ultra. En el apartado visual Battlefield 4 te deja con la boca abierta: modelos, texturas, materiales, efectos de luz, explosiones, destrucción de los escenarios. Todo tiene un nivel magistral. Ahora bien, como ya he apuntado antes, a veces tanto realismo perjudica a la jugabilidad. Yo quiero que un juego sea espectacular, pero sobre todo quiero que sea divertido. Los gráficos deberían estar al servicio del juego. Por desgracia, éste es un axioma que los de DICE no respetaron en Battlefield 3, y tampoco en Battlefield 4.
Call of Duty Ghosts. Se ha comentado que en Call of Duty Ghosts hay recursos gráficos ya utilizados en anteriores juegos de la serie, y se ha hablado de ello en un tono iracundo, como si fuera poco menos que un pecado mortal. Pues bien: yo no lo encuentro tan grave. En informática se emplea una máxima: no reinventar la rueda. Es decir, que si tienes algo bueno, que funciona bien, sigue usándolo, y centra tus esfuerzos en otras cosas que sí necesiten ser trabajadas. Aparte de este supuesto defecto, que para mí no lo es, sí que encuentro que Call of Duty está pidiendo a gritos un salto gráfico. Los Call of Duty de Infinity tienen el mismo estilo desde el principio, y lo mismo les sucede a los de Treyarch. Algo hay que hacer, aunque sin pasarse de realismo, porque si te pasas, te pasa lo que a Battlefield 4: demasiados efectos visuales que perjudican a la jugabilidad.
Call of Duty Ghosts vs Battlefield 4: en gráficos gana Battlefield 4.
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Y ahora, tiradme piedras si queréis. Pero antes de hacerlo, por favor, volved a leer la entradilla de este artículo: Call of Duty Ghosts vs Battlefield 4, una opinión razonada, aunque discutible, sobre el modo campaña de los dos shooters bélicos más importantes del año. Creo que he razonado mi opinión en favor de Call of Duty Ghosts, y además la ha expuesto con la actitud abierta y dialogante de reconocer que mis argumentos son discutibles. Y conviene recordar, como señalé al comienzo, que este artículo no expresa la opinión oficial de Micromanía sobre ambos juegos, sino sólo la mía propia, como corresponde a un blog.