Vivimos una situación de vértigo con los deportes electrónicos. Todo cambia muy rápido y lo que valía hace un año, a lo mejor ya no es eficaz. Nos referimos al modelo de negocio y las artes usadas para mantener a millones de usuarios delante de la pantalla. No solo esto, también hay que conseguir que compren dentro y fuera del juego. Con marcas en los eSports que empiezan a tocar la fibra sensible de quien, en otros tiempos, se habría aficionado ciegamente por el fútbol o cualquier otro deporte tradicional.
Ya ha pasado otra vez. Nos las vemos con miles de mensajes que se quejan de una decisión. Esa que ha cambiado las reglas, cuando millones de clientes se habían acostumbrado. Es la ley del mercado y parece que no podemos bajarnos de este tren. El de los eSports, que se han convertido en un negocio lleno de genios. Lo son en el marketing, la publicidad, la tecnología y todo lo que se nos ocurra a nosotros y a ellos. Pero, sobre todo, aprenden rápido de lo que ha triunfado con anterioridad. Como ejemplo notable, el deporte tradicional es el espejo en que se miran los recién llegados.
Hace unas semanas, vimos uno de esos eventos que ponen la piel de gallina. Porque dejan clara la situación. La de aficionados que han cambiado sus camisetas de un equipo por las de otro. Las del típico club, que se ama desde pequeños, por uno recién creado. Overwatch League, la primera edición del renovado campeonato del juego, ha tenido mucho de sentimiento. Pero también de escaparate abierto al mundo y a quien se acercara por Blizzard Arena en Burbank, California.
Las ciudades son marcas en los eSports
La sensación de que Overwatch no iba a crecer más y que todo se ponía en contra hace semanas se ha disipado. Los seguidores y los nuevos abarrotaron la parte presencial en Los Ángeles. Más de 10 millones de espectadores siguieron los acontecimientos desde Twitch, el juego y el canal de MLG. Pero hay un detalle que no se nos escapa. Los equipos que participaron no tenían nombres que hubiéramos visto enfrentarse antes. Todos tenían una ciudad y algo más. Un reflejo de lo que puedan ser los Houston Rockets o San Antonio Spurs. Sí, la NBA se ha hecho un hueco de forma más exótica que comprar jugadores en eSports.
Seguramente te digan algo nombres como Dallas Fuel o San Francisco Shock. Tienen su gracia, cuando piensas el porqué de estas composiciones. Además, los logotipos de cada equipo y sus colores tienen mucho que decir. De todos los que hemos visto en Overwatch League, de momento, nos quedamos con London Spitfire. Por los recuerdos del clásico para Spectrum y por el pedazo de avión que fue. Ahora bien, ¿qué hay detrás de estas nuevas formaciones?
Si hablamos de Optic Gaming, en lugar de Houston Outlaws, a lo mejor tenemos una respuesta. Uno de los clubs más importantes del mundo en los eSports, ha tenido que rebautizar a su equipo de Overwatch. Lo mismo le ha pasado a Cloud9, que son los pilotos de ese Spitfire. La lista llega a los 12 grupos que se han empezado a enfrentar hasta llegar a la final, dentro de unos meses. La justificación para tapar una marca registrada, de éxito y reconocida es lo importante.
Con el coste de llevar un producto a lo más alto, eliminar su nombre de los titulares puede parecer una locura. Sin embargo, utilizar franquicias con nombres de ciudades es algo que ya se ha visto en competiciones deportivas tradicionales. Es más, un equipo puede cambiar de localización y los seguidores de este decidirán si lo siguen o buscan otro. El apego por el conjunto de una ciudad, en países diferentes a España, no es tan visceral. Aunque se pueda poner como ejemplo el típico, que el Real Madrid cambie su sede a Barcelona, París o New York, ¿qué pasaría con sus aficionados?
El objetivo es la estabilidad
Blizzard ha encontrado una forma de potenciar su liga, al mismo tiempo que se crea algo especial. El modelo de las franquicias promete exportarse a todo el mundo, como afirmó el comisionado de Overwatch League, Nate Nanzer. De momento, ha empezado en Estados Unidos, donde se usan los alrededores de Hollywood como sede del torneo.
Los equipos tienen que desplazarse relativamente poco, de momento. Aunque tengan nombres de ciudades lejanas, de Corea o China, todos residen en un radio de decenas de kilómetros. Es la forma de nacer que ha tenido esta liga de Overwatch. Pero es algo que se puede exportar a otros eSports y zonas del mundo. Es más, uno de los objetivos es tener campeonatos europeos, asiáticos, etc. hasta llegar al nivel suficiente para organizar un campeonato mundial con los mejores.
Por otro lado, aunque vemos que los nombres obvian ciudades de aquí cerca, los jugadores son de lo más familiares. En Overwatch League hay tres españoles, que forman parte de la selección nacional del juego. Han participado en los torneos más importantes y, ahora, están entre la élite del juego de Blizzard. Su historia es diferente, desde quien no tenía nada mejor que jugar hasta profesionales que dejan todo para unirse a los mejores del mundo y vivir el sueño americano.
Con más de una docena de nacionalidades diferentes, cada equipo de Overwatch League puede tener seguidores de todo el mundo. Incluso, puede que esta amalgama de pie a que un país concreto apoye a varios equipos, donde haya representantes de este. Es una situación reciente que, de momento, debemos esperar a ver cómo evoluciona. Pero está de lo más interesante.
En cuanto a los motivos para usar nombres de ciudades, volvemos al tema, está el económico. La organización exige una calidad muy alta para los jugadores. También, que todos ellos sean profesionales, con un equipo detrás que esté a su nivel. Los clubs de eSports, al otro lado del charco, son empresas que facturan millones de dólares cada mes. Ocupar una plaza supone un gasto que pocos están dispuestos a asumir. A cambio, los premios son importantes y la proyección espectacular. Baste decir que Twitch ha firmado un contrato de dos años para retransmitir Overwatch League. Los rumores apuntan a unos 90 millones de dólares, aunque no está confirmado. Por lo tanto, aunque los eventos presenciales suelan dar pérdidas, está claro que el negocio funciona fuera de las paredes donde los equipos se enfrentan. ¿Para cuándo veremos el sistema de franquicias en otros deportes electrónicos?