Después del éxito de Shadowrun —y sus expansiones/secuelas— en Kickstarter, Harebrained Schemes continúa sus incursiones en el micromecenazgo con otro de los productos más importantes de FASA Corporation: Battletech
Aunque los desarrolladores, junto al fundador de FASA Jordan Weisman no pueden crear productos con el nombre MechWarrior (marca registrada de Microsoft), incursiones con otro nombre en el universo Battletech están más que permitidas. En esta ocasión se trata de un juego de estrategia por turnos, totalmente diferente de los complejos simuladores de combate en primera persona que hemos disfrutado los últimos veinte años.
La campaña tenía una meta de 250.000 dólares, pero dado que toda la chicha estaba en los objetivos complementarios, ha seguido subiendo como la espuma hasta el millón de dólares (donde se desbloqueaba la campaña para un jugador) y tiene visos de llegar a los dos millones y medio de dólares, momento en el que los desarrolladores se comprometen a añadir un modo multijugador.
Aunque es conocido, dentro del mundo de los videojuegos, por muchos por los simuladores en tiempo real MechWarrior, el universo BattleTech tuvo en 1989 su primera adaptación a la pantalla como un juego de estrategia bastante más calmado —muy parecido al que ahora busca financiación—, que incluía muchísimas opciones de gestión de la carrera del piloto, muy al estilo Wing Commander: Privateer o Freelancer, en el que el piloto debe desplazarse físicamente de planeta en planeta para buscar misiones y comprar y vender piezas y mechas de combate.
El juego de Dynamix también estaba ambientado aproximadamente en la misma época que éste. Las Guerras de Sucesión son un momento temporal en el que todo vale, con el universo de juego en un estado en el que un piloto independiente puede unirse a multitud de facciones y obtener tecnología impensable en cualquier otro caso, pues los bandos en BattleTech están definidos por feudales sistemas de casas, totalmente aisladas entre sí.
Si todo lo que te he ido contando te sonaba bien, ya eres —potencialmente— uno más de los 26.112 mecenas que han aportado casi dos millones de dólares.
El juego promete estar terminado en mayo de 2017 y, sí, es uno de esos en los que la copia digital cuesta veinticinco dólares, aunque también incluyen un fondo de pantalla en ese nivel.