Se llama Laura Sánchez, aunque quizás la conoceréis por sus trabajos de cosplay como Shanoa Nebulaluben, tiene 25 años y es de Madrid. Se confiesa jugona de toda la vida. Su primera consola fue una Master System II. Hace pocos años, a raíz de su amor por los videojuegos, -como ella misma nos dice- surgió su pasión por el cosplay. Laura tiene un espíritu creativo y además le gusta tocar el piano, la astronomía (de ahí su Nick). No es nada supersticiosa y tiene un perrito… Y, a pesar de lo que pueda aparentar, es bastante tímida.
Micromanía: Tal como dices en tu blog de cosplay -que compartes con tu chico, Erikku-kun- eres una apasionada de los videojuegos desde hace años. ¿Recuerdas qué te impulsó a emprender tu primera caracterización de un personaje? ¿Qué personaje fue?
Efectivamente, me encantan los videojuegos. Ha sido una de mis aficiones principales desde que tengo uso de razón. Tengo la suerte de que en mi familia siempre ha habido consolas y ordenadores desde antes de que yo naciera. Jugar siempre ha sido algo muy normal para mí y he vivido rodeada de personas aficionadas a los videojuegos. La verdad es que empecé a hacer cosplay por un cúmulo de razones: Cuando tenía 16 años, mi familia me regaló una máquina de coser. Me llamaba mucho la atención poder hacer mi propia ropa; destrozaba prendas viejas que tenía por casa e intentaba copiarlas o modificarlas.
Me encantaba coser, pero no se me daba nada bien diseñar, así que hacía prendas bastante horrorosas que nunca salían de casa. Por aquella época mi prioridad eran los estudios, así que hasta que no terminé mi carrera y empecé a tener tiempo libre en casa, no me puse a desarrollar en serio esta afición por la costura. Paralelamente, sufrí algunos problemas familiares (ya solucionados) que me generaron un problema de ansiedad y me recomendaron que me buscase una actividad que me gustase, algo absorbente, en la que volcarme y con la que distraerme. Al mismo tiempo, mi novio (y compañero de fatiga cosplayer), Erik, empezó a ver fotos de cosplay por Internet. Era algo que nos llamaba mucho la atención, así que decidimos ir a Expomanga aquel año y nos encantó lo que vimos. Ver a cosplayers en directo fue lo que nos dio el último empujón para empezar a llevar a cabo toda esta locura.
Era el año 2009 y acabábamos de pasarnos el «Castlevania: Order of Ecclessia» (Nintendo DS) y me animé a hacerme a Shanoa. Ese fue mi primer cosplay y, a partir de ese momento, no he parado. Gracias al cosplay he ganado en salud, he encontrado una actividad que me encanta, tengo la oportunidad de desarrollar mi creatividad y de hacer un pequeño homenaje a los videojuegos y a los personajes que me gustan.
MM: Tus trabajos de cosplay requieren artesanía y paciencia. Implican diversas disciplinas, como escultura, diseño textil, pintura y tratamiento de materiales. ¿Cómo has aprendido las técnicas? ¿De otros cosplayers, hay tutoriales disponibles, eres autodidacta? ¿Los hacéis en grupo?
SN: Siempre he sido una persona muy creativa e inquieta; tengo facilidad para cansarme rápido de las cosas. Uno de los aspectos que adoro del cosplay es que es una afición muy ecléctica. Tan rápido estás haciendo una armadura, como pintando algo, modelando, cosiendo, peinando… No me da tiempo a aburrirme, siempre hay algo que hacer. Y, si me canso, ¡me pongo a jugar! En mi época de instituto, cursé estudios artísticos y hay técnicas que aprendí allí. Cuando empecé a coser, me apunté a un curso de costura del que salí muy escaldada porque la profesora se explicaba fatal. En la última clase a la que asistí me dijo que era una inútil y que jamás aprendería. Me desapunté y comencé a aprender por mi cuenta. Prácticamente todo lo que sé hacer lo he aprendido viendo tutoriales, destrozando ropa vieja, leyendo libros y a base de mucho ensayo y mucho error.
En el momento en que empecé con el cosplay era muy difícil encontrar tutoriales. Sobre todo los había en inglés, pero en España había muy poca información sobre la elaboración de cosplay. Había foros, pero no encontrábamos información detallada y ordenada. Esa es una de las razones por la que abrimos el blog, para ver si otros compañeros se animaban a compartir sus procesos. Por suerte, de un tiempo a esta parte, los cosplayers han dejado de ser tan herméticos con sus procesos y han empezado a compartir conocimientos. Gracias a los blogs y a las redes sociales, buscar información y resolver dudas se ha vuelto mucho más fácil. Nos gusta mucho hacer cosplay en grupo ya que es más atractivo encontrarte a diez o quince personas juntas vestidas del mismo juego que a una sola en una convención o en una foto (y también más divertido para nosotros). Pero, normalmente, cada uno se hace su propia caracterización. Por lo menos así suele funcionar en España. Conocemos a cosplayers de otros países, como, por ejemplo, los compañeros tailandeses conocidos como C4Team, que son un caso especialmente llamativo, ya que está compuesto por más de 100 miembros y planifican proyectos entre todos.
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