Los videojuegos de estreno de gran postín, como Titanfall, Watch Dogs, Wolfenstein The New Order y demás, suelen tener precios de lanzamiento muy altos, de unos 50 ó 60 euros. Sin embargo, hay lugares en Internet en los que es posible comprar copias totalmente legales, ya sean en formato físico o digital, con descuentos de hasta un 50% respecto a esas cantidades. ¿A qué se deben esas diferencias tan enormes? Si quieres ahorrar en tus próximas compras, sigue leyendo.
Precios de los juegos
Mi hermano llevaba un tiempo insistiéndome en que me comprara Titanfall para jugar juntos. Siempre he sido un apasionado de los Call of Duty, sobre todo de los de Infinity Ward y, por tanto, tenía curiosidad por ver lo que habían hecho Jason West y Vince Zampella, los fundadores de Infinity, en esta nueva andadura suya bajo el nombre de Respawn Entertainment. Podría haberme hecho con Titanfall pidiéndole al redactor jefe o al director de esta revista que le solicitaran a EA una clave para mí, pero como soy persona decorosa, me pareció que no debía hacerlo, pues si el juego es para mi disfrute privado y no para trabajo, debo hacerme con él por mis medios.
Total, que quería jugar a Titanfall, pero su precio de lanzamiento de 59,95 euros me parecía excesivo, tanto por la naturaleza del juego, ya que carece de modo individual, como por mis circunstancias económicas, que distan mucho de las de un consejero de Movistar como Urdangarín, a razón de 1,5 millones de euros al año. ¿Cómo conseguir Titanfall a un precio justo para mi economía? La solución: G2A. En el portal g2a.com me costó sólo 29 euros.
¿Cómo demonios es posible que el mismo producto por descarga digital cueste 59,95 euros en Origin, que es el sitio oficial de la distribuidora del juego, y sólo 29 en G2A, que es un vendedor independiente? Centrándonos en G2A, por ser el portal de precios bajos más barato, popular y fiable, hay dos teorías circulando por Internet acerca de cómo consigue vender los videojuegos de estreno con rebajas tan grandes como el 50%, y a veces incluso más.
Una es la de que compran lotes de claves al por mayor, con lo que consiguen unos precios muy bajos. La otra es que compran las claves en países pobres, donde los juegos se venden más baratos. La primera teoría es la oficial, y figura en la propia página de G2A. La segunda tiene más de leyenda urbana, y habría que descartarla, ya que estamos hablando de una compañía polaca, bajo la jurisdicción de la Unión Europea, que habría sido cerrada hace tiempo por comercio ilegal de claves si fuese verdad eso de que las compran en unos países para venderlas en otros.
G2A, por tanto, consigue ofrecer precios bajos por la misma razón que Amazon: porque compran en grandes cantidades. Esto sucede en muchos productos de otros tipos: muebles, electrodomésticos, alimentos, etc. Ahora bien, en los descuentos por comprar grandes cantidades suele haber un límite mínimo que está fijado por el coste de producción de la mercancía. Este coste, en el caso de una clave de descarga de un videojuego, es cercano a cero, gracias a lo cual EA puede venderle Titanfall a G2A a menos de 29 euros, que es el precio al que lo vende este último. Supongamos que el margen de G2A, para obtener beneficios y cubrir sus costes, es de sólo 4 euros. EA estaría vendiéndole sus claves a esta empresa por 25.
Esto quiere decir que, si vende muchas copias de Titanfall, a EA le sale rentable ponerlo a un precio de 25 euros. Y, de hecho, está vendiendo muchísimas, como prueba el hecho de que ha liderado durante semanas las listas de ventas de Estados Unidos y Gran Bretaña. ¿Por qué sigue entonces EA vendiéndolo a 59,95 en Origin? Si a 25 euros y con muchas ventas Titanfall es un buen negocio, entonces la diferencia de precio hasta los 59,95 es, lisa y llanamente, un abuso. Cuando lo compramos en Origin, nos están cobrando casi 35 euros de más. Esto es injusto. Será legal, por supuesto, porque en la economía de libre mercado todo se hace de manera legal, pero es injusto. Lo justo sería que el precio variase en función de las expectativas de ventas y de los costes cubiertos con las ventas conseguidas hasta el momento.
Y aquí va una segunda injusticia establecida en el precio de los videojuegos: intentan sacarnos 59,95 euros por un juego en España, mientras que en Francia, donde el salario mínimo interprofesional es más de lo que gana aquí la mayoría de la gente, lo venden por la misma cantidad: 59,95. Así demuestran Steam, Origin y demás distribuidores digitales su sensibilidad con los más débiles, con los países más afectados por la crisis económica.
Después resulta que en nuestro país las cifras de piratería son altísimas y se llevan las manos a la cabeza. Ya me referí a este asunto al hablar de la piratería, un tema muy relacionado. Primero crean la necesidad de un producto a través de la cultura de masas, a continuación ponen el producto a la venta a precios inasequibles para la mayoría, y luego se quejan de que esa mayoría satisfaga la necesidad creada por sus campañas de publicidad mediante descargas ilegales. Es como escupir contra el viento y sorprenderte de las consecuencias.
Yo lo tengo claro: no volveré a comprar ningún juego de estreno en las grandes plataformas de distribución digital, o sea, Steam, Origin y Uplay. Si lo quiero en formato físico, Amazon ofrece los mejores precios habitualmente, y las tiendas Game me dan la comodidad de conseguirlo en ese instante y el placer ya casi perdido de tocar las cajas y rebuscar entre las estanterías. Si me basta con el digital, entonces compraré la clave en G2A pagando un euro adicional para garantizarme que me devuelven el dinero en caso de que la clave no funcione.
Steam se está convirtiendo en El Corte Inglés de los videojuegos online, un sitio de abundante oferta y con todas las comodidades, pero donde los precios son mucho más caros. Los consumidores debemos hacer frente común para apretarles las tuercas a los grandes del sector.