Ron Gilbert, programador y creador de Monkey Island, está atravesando un período de bloqueo o, más bien, de hiperactividad creativa. Aprovechando el décimo aniversario de su blog Grumpy Gamer, Ron ha reprogramado la plataforma y ha creado un nuevo tema, inspirado en la línea de comandos del Commodore 64, en el que es un experto —es un hecho muy conocido que fue contratado en Lucasfilm Games para pasar varios de los primeros juegos de la empresa desde el Atari 800 al ordenador de Commodore.
Los dos últimos juegos programados por Ron Gilbert han sido The Cave (2013) en Double Fine, junto a su amigo y antiguo compañero en las filas de Lucas, Tim Schafer, y el sencillo juego de puzles para dispositivos móviles Scurvy Scallywags (también de 2013), que tiene una mecánica muy similar al archiconocido Candy Crush Saga de King, es decir, juntar 3 piezas para hacerlas desaparecer. Desde entonces, y según su blog, ha desarrollado unos ocho prototipos que ha desechado por no tener visos de conducir a un juego «de verdad». Uno de los experimentos más frustrantes fue, según él, una cueva generada proceduralmente o programáticamente (sólo una de estas dos palabras es castellano correcto, a ver si adivinas cuál) que no tiene ni entrada ni salida. Confiesa en la entrada del blog que quizá era una expresión en código fuente de lo perdido que se sentía desde el punto de vista creativo. Para poner fin a este proceso de creación/destrucción se decidió a reprogramar el blog, un proyecto con unos objetivos muy bien definidos y que podía terminar en un tiempo limitado.
Ron Gilbert ha programado, escrito o dirigido algunas de las aventuras gráficas más importantes de todos los tiempos. Sin embargo, desde 1992 aproximadamente, no ha querido volver a tocar el género, quizá esperando concluir The Secret of Monkey Island de la manera que él siempre pensó. Aunque su sarcástica manera de expresarse en las redes sociales puede inducir a la confusión, es bastante probable que se pusiera en contacto con Disney antes y después del cierre de LucasArts para tantear la posibilidad de comprar los derechos de Monkey Island. Parece que aquello no prosperó pero desde aquí deseamos a Ronzo que se encuentre con su musa y nos siga deleitando con su peculiar manera de diseñar videojuegos.