Rust es un juego que se empeña en molestar a sus jugadores, o al menos, a los jugadores que no entienden que sus desarrolladores quieren replicar no solo las dificultades de la supervivencia en un mundo injusto sino también las diferencias de origen que todos tenemos al nacer. Por esa razón, además de asignar nuestra raza y el tamaño de nuestro pene (no es broma) de forma aleatoria con los números de nuestra ID de Steam, ahora también impondrán nuestro género.
De ahora en adelante, no podrás ser siempre un hombre en Rust, sino que el juego escogerá por ti si eres un hombre o una mujer, y también la raza y tu aspecto físico en general. Desde luego, es una decisión complicada y polémica porque muchos jugadores no se van a sentir cómodos con lo que les han impuesto, pero como experimento social y dentro del ámbito de los videojuegos, lo que están haciendo es impagable.
No es como si la experiencia de juego o nada fuese a cambiar por ser una mujer negra un poco escuálida, pero la explicación del estudio es fabulosa: «Entendemos que lo mismo no tengas un género con el que te identifiques, entendemos que esto pueda causarte un problema y que no quieras seguir jugando. Técnicamente, esto no cambia nada porque la mitad de la población del mundo ya tenía estos sentimientos. La única diferencia ahora es que si te sientes así es porque hemos tomado tu ID de Steam en lugar de tu género en la vida real como referencia».
Ahí está la cuestión de fondo, que ser un hombre por defecto no es tampoco lo correcto.