Acaba de trascender la noticia de que el escritor norteamericano Tom Clancy falleció ayer, martes 1 de octubre, en un hospital de Baltimore a la edad de 66 años. Ciertamente, sus novelas no serán nunca estudiadas en los colegios, pero a Clancy no se le puede negar un talento inconmensurable para escribir best-sellers. De su pluma salieron libros de los que se han hecho decenas de videojuegos y películas llenas de acción y suspense que han hecho disfrutar a millones de personas.
Tom Clancy, un legado enorme
Seis son las franquicias de videojuegos que Ubisoft ha editado bajo el sello de Tom Clancy. Las tres más exitosas son Splinter Cell, Ghost Recon y Rainbow Six. En un segundo plano más discreto están el juego de combate aéreo HAWX y el de estrategia EndWar. Y, por último, The Division, un MMO de ambientación postacpocalíptica que saldrá en 2014 para PC y consolas de la próxima generación. Sería difícil imaginar el crecimiento y la proyección internacional que ha experimentado Ubisoft en la última década sin sus juegos de la serie Tom Clancy.
En cuanto a las películas basadas en los libros de Clancy, las más célebres son las de la saga del agente de la CIA Jack Ryan, el cual fue interpretado primero por Alec Baldwin en La Caza del Octubre Rojo (1990), después por Harrison Ford en Juego de Patriotas (1992) y Peligro Inminente, y por último por Ben Affleck en Pánico Nuclear (2002). Queda por estrenar una cinta más, titulada Jack Ryan: Shadow One, en la que se hará cargo del papel el joven actor Chris Pine, a quien hemos visto interpretando al comandante Kirk en las nuevas películas de Star Trek de J.J Abrams.
Cuando fallece alguien, lo fácil y a lo que tiende todo el mundo es a cubrirlo de elogios, algunas veces inmerecidos. Siendo justos, Clancy no tenía el talento para la estilo del suspende y la intriga que sí tuvieron grandes literatos del siglo XX como Dashiell Hammett o Raymond Chandler, pero tampoco le neguemos lo que se merece. Al menos por parte de los aficionados a los videojuegos, Clancy merece una agradecimiento muy, muy grande. Descansa en paz, Tom. Y gracias por tantas horas de diversión y aventuras.