Vlambeer es lo más parecido que tenemos hoy en día a la artesanía de videojuegos: es un estudio pequeño, que hace juegos pequeños y que apuesta por mecánicas clásicas con un giro de 180 grados. El resultado es casi siempre un juego fantástico y sencillo que se puede jugar durante cientos de horas muertas. Ese es el caso de Nuclear Throne, su shooter que aún sigue creciendo dentro de early access y que, para celebrar el final de 2014, regalará copias de su juego. Pero ojo, que no van a darlas así sin más. Veréis.
Las copias que van a dar gratis irán solamente a los jugadores del juego, esto es, a quienes ya han pagado al menos una vez por Nuclear Throne. Puede sonar ridículo, pero es una estrategia perfecta: recompensas la fidelidad de tu público y, a la vez, consigues la simpatía de nuevos usuarios (y nuevos usuarios, ya de paso) que han recibido un regalo tardío de Navidad por parte de un amiguete. Rami Ismali, uno de los cofundadores de Vlambeer, lo explica en este vídeo:
Nuclear Throne es muy adictivo
Por si no conocéis Nuclear Throne, sabed que es un juego indie de estética pixel art y que se sustenta firmemente sobre dos pilares: los personajes variopintos y diferentes que van mutando a medida que matan enemigo y recolectan experiencia y los mundos de tres niveles generados procedimentalmente con jefes al final de cada mundo. Y como todo buen shooter que se precie, hay un montón de armas, a cada cual más estrambótica y extraña.
Que todo esto no os deje engañar: el juego es difícil de narices y se puede morir en un abrir y cerrar de ojos, de ahí que haya que desarollar ciertas mañanas a medida que se muere y se repiten sus escenarios. Y todo ello con el objetivo de llegar al Trono Nuclear (de ahí el nombre) al final del mundo 8.
Así que si os llama la atención, podéis hacer un 2×1 con un amigo si lo compráis uno de los dos antes de fin de año.