Zenimax acusa de robo ni más ni menos que a John Carmack. Y ya está liada. Bueno, más liada, para los chicos de Oculus VR. Y es que parece que han puesto un circo y les han crecido los enanos. A la furibunda reacción de muchos de los backers de Kickstarter que siguió a la compra de la compañía por Facebook, a los creadores de Oculus Rift, y más en concreto a su flamante y nuevo director tecnológico, su anterior compañía le acusa de haber robado propiedad intelectual.
John Carmack, hace tiempo –tras terminar el desarrollo de IdTech 5, más o menos– que tenía en la cabeza muchos más proyectos que el desarrollo de juegos, que parecía no motivarle demasiado en los últimos años. Lleva una década dedicando gran parte de su tiempo al tema de los cohetes con su Armadillo Aerospace, y el desarrollo de Oculus Rift levantó un nada disimulado entusiasmo en el gran gurú de la tecnología gráfica. Tanto que al final acabó dejando el estudio que ayudó a fundar y se fue, con el cargo de máximo responsable tecnológico, a la compañía de RV.
Pero el cambio parece que se está tornando en un vía crucis, para Carmack y para Oculus VR, que están que no ganan para disgustos. Primero, muchos de los backers de Kickstarter tuvieron una reacción algo más que encendida con Oculus cuando Facebook compró la compañía del chico prodigio Palmer Luckey, que incluso ha llegado a estar amenazado de muerte –así de tensos estamos últimamente por cualquier cosa, sí–. Ahora, Zenimax, que le pagaba el sueldo a Carmack hasta hace nada, le acusa de haber robado tecnología desarrollada durante su estancia con la compañía. ¿Verdad? ¿Mentira? ¿Ganas de meter mano en Oculus? Los rumores dicen que, en su momento, Zenimax quiso comprar Oculus pero la oferta no fue lo bastante atractiva. Ahora que Facebook les ha quitado el caramelo, la matriz de Bethesda no parece estar dispuesta a dar por perdido el trabajo que Carmack hizo para Oculus Rift… ¿O no es así?
La cosa es que los abogados de Zenimax exigen a Oculus VR que firmen una licencia de cesión de tecnología para no comenzar una batalla legal que puede ser larga y costosa, mientras Carmack afirma en Twitter que, durante el tiempo que estuvo en la nómina de Zenimax, ningún trabajo que él desarrolló fue patentado, y que Zenimax posee la titularidad del código que él programó, pero no son los dueños de la tecnología de la realidad virtual. Así las cosas, parece que el culebrón sólo acaba de empezar, y que la cosa va para largo. La historia al completo, aquí, en Engadget. Se admiten apuestas sobre cómo acabará esto…